viernes, 29 de enero de 2016

SUTE

La noche del 27 de diciembre de 2015 se produjo un incendio en el monte en el municipio de Berango, cerca de mi casa. Desde mi balcón podía ver perfectamente las llamas y no dudé en coger el teleobjetivo y tirar unas cuantas fotos. De noche tuve que subir el ISO hasta 25600. Una pasada, pero la cámara se comporta y da una calidad aceptable al menos como documento.

Al día siguiente el incendio persistía ya que había un viento sur muy fuerte. De pronto en casa oí el ruido de los motores de un avión a baja altura y pensé: ya está aquí el 7º de Caballería, hidroaviones para extinguir el fuego. Salí al balcón y el espectáculo estaba asegurado. Eran dos aparatos e hicieron varias pasadas. Pude apreciar el riesgo que corren los pilotos y lo diestros que son. Maniobraban a baja altura y giraban en un pequeño espacio para aprovechar el viento y lanzar su carga de agua muy cerca de los operarios que extinguían el fuego en tierra pero sin tocarles. 

Parece que las investigaciones, según la prensa, llevan a pensar que el incendio tuvo varios focos simultáneos lo que indica que fue provocado. No sé si hay intereses inmobiliarios por medio pero oler, desde luego, huele muy mal. No sé el tamaño del impacto que ha tenido sobre las especies que habitan el lugar.













2 comentarios:

  1. Una lástima esto de los incendios ... y mucho valor el de las tripulaciones de los "botijos", sorteando los cables de la luz, fuertes corrientes de aire en el incendio o las montañas, las sacudidas del oleaje en los pantanos que les obliga a usar protecciones lumbares ... les he visto practicando picados en Madrid y realmente es impresionante ... un abrazo campeón.

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    1. La verdad es que son unos pilotos extraordinarios y su trabajo es ejemplar. Gracias a ellos los incendios son más controlables. Ottro abrazo ;-)

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