domingo, 17 de enero de 2016

ADAGIETTO

Apasionante. Así resulta trabajar con la luz, la fotografía. 

Tan bueno como dedicar un cuarto de hora a escuchar concentradamente este fragmento de la 5ª de Mahler (https://www.youtube.com/watch?v=yjz2TvC2TT4).

Tal y como la música puede llegar a concentrar en unos pocos y delicados momentos toda una gama de sensaciones y sentimentos, también la fotografía puede llegar a hacerlo. Creo que todas las disciplinas artísticas consisten en eso, capturar emociones y transmitirlas. Transmitir sentimientos, sensaciones, pensamientos, etc. es transmitir conocimiento. Sin la transmisión no se entendería la cultura.

Un simple bodegón como el que muestro, puede que no signifique nada para la mayoría de los observadores, pero sin embargo también puede que estimule alguna neurona recóndita en algún cerebro que haga producir una sensación, un estado de ánimo, un sentimiento, un pensamiento en definitiva, que lleve al espectador a un efímero instante de éxtasis contemplativo donde la belleza haya ocupado una pequeña porción de su vida. Esto ya sería todo un logro.

No quiero enfrascarme en custiones técnicas sobre la fotografía. Entiendo que la técnica es algo que hay que dominar. Estoy en ello y cada día aprendo algo nuevo, y soy consciente, además, que es más lo que me queda por aprender que lo que ya sé. Es como el dominio de un instrumento musical. Hay que entenderlo, concocer sus posibilidades y sus limitaciones, y a partir de ahí, crear.



viernes, 15 de enero de 2016

 VIENTO SUR - F


Dicen que afecta al estado de ánimo e incluso a la cordura, y quizá sea cierto. La verdad es que el ambiente es distinto, especial.
Ese día me dio por salir de casa con la cámara. Iba sin rumbo fijo hasta que algo me dijo que tenía que ir a mi playa. A la playa donde aprendí a nadar y donde tantos veranos he pasado. Laida.
Como era ya casi mediodía decidí parar en Gernika a comer. Restaurante Boliña Viejo, comida casera de toda la vida, bien puesta y sin chorradas. Sopa de pescado y bacalao ajo arriero.
Al llegar a Laida, café en el bar de Pedro, que no sé si sigue siendo de Pedro porque no está Pedro ni sus hijas. En su lugar mucha gente joven nueva desconocida. Todo cambia. Desde allí se podía ver que la playa, la zona del canal, estaba llena de Kite Surfers. Todo un espectáculo. Así que bajé con la cámara a la arena y a afotar. La luz era densa, sin sombras, y el ambiente muy de viento sur, que pegaba de lo lindo pero sin levantar la arena más de un par de palmos del suelo. Fue una gozada verles patinar sobre el agua a gran velocidad para de repente subir una decena de metros en el aire en unos vuelos espectaculares.
Tras un buen rato afotando a estos jinetes del viento y como ya la tarde iba camino de la noche me encaminé hacia la zona de las olas desde donde se ve la isla de Izaro, esperando que hubiera suerte y se diera un anochecer fuera de lo común. Yo creo que no estuvo mal, y aquí os dejo el resultado. Espero que lo disfrutéis.